Serto Mercurio – Recuerdos de cuando aprendí a nadar

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 Aquí una reseña gracias a Daniel Cabrera Tello.

Serto Mercurio, la nueva propuesta de shoegaze-pop made in Perú, nos presenta su álbum debut “Recuerdos de cuando aprendí a nadar”; una placa cargada de melancolía, simpleza y de sabrosos acoples de guitarra que canción a canción, demuestran que la exploración del sonido no tiene límites ni barreras entre muchachos que apenas superan los 20 años.


[dropcap size=big]S[/dropcap]erto Mercurio, desde la carátula del disco, nos sumerge en un mundo denso y de colores lúgubres, una paleta de colores sacada,quizás, de alguna película de Alfred Hitchcock, pero con un soundtrack lo-fi, como el alma de estos cuatro muchachos limeños.

Decir que han inventado un género sería excesivo, pero lo que han hecho es resumir sus influencias musicales y traducirlas en una mezcla orgánica entre el pop y el noise/shoegaze rock. Una mezcla contundente que está empezando a explotar en la escena indie limeña, tanto por su calidad sonora como por lo refrescante de su propuesta. Es una propuesta bien hecha, con harta distorsión y reverb.

La banda conformada por Emiliano Fernandez en la voz y guitarra, Adriano “Bronto” Montaño en el bajo, Piero Paccini en la guitarra y Alonso Castillo en la batería, inició hace menos de un año. Tras sacar algunos demos caseros,decidieron grabar su ópera prima. Producida por Serto Mercurio, Christian Vargas y Chino Burga; grabada por Eddie Plenge y Christian Vargas en el estudio Dragon Verde; el resultado está siendo distribuido digital y físicamente por Buh Records y Faro Discos.

Las olas que van y vienen en “Hacia el mar” no son de agua, sino de una gran capa de chorus, flanger y distorsión que sirven perfectamente a la base casi hipnótica  que hacen el bajo y la batería en este tema. Casi al final del track, se siente como si uno fuera a ser totalmente devorado por las guitarras. «Buenas noches Romulanos” empieza a sugerirnos acerca de la temática del disco: “Quedarme en casa, ¿para qué salir?”. Este es el tema que fue utilizado como segundo single del disco. Incluye vídeo, así que se puede ir a chequeando en youtube.

En «Caen los edificios», se comienza a sentir el pop en las melodías, tanto de voces como de guitarras. Con una estructura bastante básica como el verso-coro verso-coro, logran transmitir una emotividad bastante fuerte. La canción parece una balada ochentera, sobre todo por ese solo de guitarra al  final del track que le da un final precioso.

“Te quieren saludar”, una canción más que habla acerca de quedarse encerrado dentro del mundo propio. Quizás la mejor performance de voz en todo el disco.No solo se puede oír a Emiliano, también se le puede sentir. El bajo es el actor principal, ya que le da una rítmica distinta a la canción. Invita a bailar moviendo el cuerpo estando parado en un solo lugar, de lado a lado.

El disco se pone más sabroso con»Buda ha muerto”.Esta vez nos trae el mejor momento de ruido sonoro en el disco. Dos minutos de guitarras queriendo sobresalir una tras otra, para dejarlo en loop y disfrutar de esa mezcla entre baterías dance y guitarras con harto ruido.»Dónde, dónde” nos habla de algo que se perdió. Todo envuelto en el sello característico de esta banda: ritmos frescos, con guitarras despreocupadas.

“Náusea” dos minutos con treinta segundos justos de la dosis requerida de noise pop. Si se gusta de alguien y a la vez se le odia, definitivamente este track identificará la situación. La percusión en este track es de destacar, los pequeños arreglos del hihat le dan identidad al verso y el ride en los coros, una marca registrada de Alonso Castillo en esta placa, le da la atmosfera perfecta para ser uno de los mejores tracks del disco.

«8:30», la depresión llevada a otro nivel. Serto Mercurio juega mucho con la idea de fracasar. Consciente o inconscientemente nos lleva musicalmente por pasajes oscuros, con mucha fuerza y con estructura pop para preguntarnos si alguna vez nos gustaría sentirnos cansados o para decirnos que el planeta está completamente deshabitado. Reflexiones de una generación incomprendida, tal vez.

El disco finaliza con «Tutankamón”. El arpegio del comienzo es delicioso. Es el preludio perfecto para el ingreso de la voz. Siempre con esta atmosfera de tristeza que envuelve el disco en general. El disco se despide con mucha tristeza y con la misma fuerza con la que inicia. ¡Arde el panteón!

Creo que este disco en general es un lanzamiento especial debido a que trae consigo  una propuesta sumamente nueva para nuestro universo musical. Con influencias shoegaze, noise y lo-fi precisas, estos cuatro muchachos demuestran que hay aún mucho más por explorar en el pop rock con guitarras. Si bien se siente perfectamente la propuesta, creo que este disco aún no guarda lo mejor que pueda brindar este cuarteto ya que es simplemente el inicio en la carrera de Serto Mercurio. Aun así, es sin duda un disco para tener en consideración, ya que puede estar tranquilamente entre lo más destacado de la escena peruana por su producción y ejecución. La banda podría ser considerada entre las mejores propuestas musicales actuales en la escena indie de este lado del continente. Depende de ellos el lograr consagrarse este año en los escenarios subterráneos del país.

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