Reseña: Los Protones – Hijas del Diablo
Los Protones; luego de una intensa serie de conciertos por los bares y fiestas de la ciudad, los festivales de la Municipalidad Metropolitana de Lima y una rotunda participación en el memorable concierto de New York Dolls y B52; se dieron una merecida pausa para grabar el disco que tenemos con nosotros y dedicarse a otros proyectos. Sus cuerdas son parte de la reformación de Los Saicos que acaban de tocar en México, su baterista ha estado trabajando con Los Lanzallamas, su percusionista ha tenido una intensa temporada con 3 al Hilo y Retrovisor. Pero acaso la transformación más grande se dio luego de la grabación, cuando su tecladista se retira de la banda en buenos términos, pasando a formar Los Castigos.
Ahora Los Protones nos presentan, gracias al destacado sello independiente A tutiplén, uno los lanzamientos más prolongadamente esperados del panorama musical limeño.
La impecable edición física guarda todo el cuidado para ser considerado un vinilo en miniatura. Esfuerzo necesario para superar la calidad conceptual del disco predecesor (que tenía extraterrestres saltando de la caja) En esta oportunidad el disco en físico nos contextualiza mostrando un poco de la temática cinematográfica vintage de todo el disco. La artista y modelo Stefanía Merea personifica a una mujer que oculta sorpresas macabras, sentada en un viejo sillón. El interior del disco cuenta con una reseña y fotografías temáticas, que integran el universo de realidad-ficción de Los Protones.
La hija del diablo, es un tema que consolida la sonoridad propia de la banda, mostrando que ya han desarrollado una identidad propia en la manera de construir sus planos y funciones instrumentales, afirmándose como una banda instrumental sólida, donde la guitarra y el teclado destacan sobre una compacta base rítmica matizada por diversos instrumentos en la percusión menor. La diferencia entre el tema en vivo y la versión aquí presentada es el juego con las reverberaciones y la primera irrupción de la violinista Rebecca Clements, personaje que se suma al imaginario de la banda.
La consistencia del trabajo tímbrico en la mezcla de Saúl Cornejo y Miguel Yance del estudio MCA, se manifiesta de fuerte manera en Lanzada, tema a menor tempo, pero que evidencia de qué manera Los Protones han madurado y su sonido da fe de ello.
Luego de un par de temas que podrían haber sido compuestos hace cuarenta y cinco años, nos entregan Chicha Surf, un ejemplo de síntesis sonora de géneros más afines de lo que solemos recordar. Resultado de un proceso de búsqueda de identidad propia por la que pasa toda banda local que asume la interpretación de un género global.
Mescalito, es un tema que busca la sensualidad en un tempo más relajado, buscando generar una atmósfera que refiera a un “lejano oeste”, no ha de sorprender que la segunda guitarra y la composición estén acreditadas al cachimbo, su antiguo tecladista, pues este es el tema que señala el vínculo con su nuevo proyecto musical.
20 Uñas alude al frenesí propio de las salvajes noches de rock and roll en el Centro de Lima, como uno de los soundtracks de los corredores bajo los arcos de la Plaza San Martín. Un tema más cercano al rock and roll tradicional y el blues, que al surf rock al que nos tienen acostumbrados, da un resultado vigorizante dentro de los muchos matices que presenta esta segunda producción.
A continuación sigue Traidora, un tema que muestra un trabajo más depurado para buscar juntar texturas, armonías, ritmos y velocidades diferentes al interior de la misma canción. Logrando un tejido más complejo, que muestra un poco del aporte que puede brindar la experimentación en la banda.
Conceptualmente, tal como nos señala “el vinilo”, en ese punto finaliza el lado A.
A continuación irrumpe uno de los temas más emblemáticos de la banda y del repertorio popular peruano. Ubicándose en la tradición inaugurada por bandas como Los Incas Modernos, Los Protones interpretan El Condor Pasta, versión del tema de Daniel Alomía Robles compuesto para el momento del argumento de la zarzuela en la que los trabajadores de las minas se rebelan. Tema que fue aplaudido de pie por los asistentes a la tribuna norte del estadio nacional, en el megaconcierto internacional ya mencionado.
¿Dónde está mi whisky? Es el título que se enlaza integralmente con la instrumentación de un tema que nos regresa al lejano oeste, en esta oportunidad gracias a la guitarra con slide del bluesman Francisco Chirinos, uno de los mejores intérpretes de blues y folk americano de la actualidad a nivel internacional.
La temática del disco regresa a las películas de terror con el tema El Vergugo, demostrando que no siempre se necesita letra para contar una historia, brindando una sensación de persecución enfatizada por los sonidos de moto sierra y agudos gritos de mujer, que nos deja esperando el video de este tema.
A la Deriva, brinda una armonía inicial que puede remitirnos a otro lado de los sesentas, tal vez más cercano al proto punk de Velvet Underground o incluso Stogees, con un rock and roll que suaviza ambas influencias, para luego enardecerlas. Es un tema en el cual, luego de la definición de una base, los instrumentos se explayan libremente, permitiéndose la experimentación en el estudio, integrando saxofón, jugando con las reverberaciones o incluso invirtiendo pistas de guitarra, subiendo en intensidad progresivamente para mostrarnos un poco de lo mejor de estos muchachos.
Destrábate, es el tema final del disco, con breves referentes al country entrelazado con el surf rock propio de la banda, va en intensidad ascendente para expresar el mensaje que lleva su título. Sirve a modo de epílogo de un Lado B que llegó a su máxima expresión en el tema anterior.
Si bien la banda suena mucho más afiatada y madura en esta segunda producción, la inclusión del violín no siempre es venturosa y si bien han mezclado muchos géneros diferentes, eso puede resultar indistinguible o repetitivo para el oído no adiestrado o afín.
Creemos que si ya has escuchado a Los Protones y te gustaron, este disco te traerá un poco de lo mejor de ellos y ganas de volverlos a ver. Y probablemente, si no te gustan o no reconoces los matices internos de las formas de rock and roll que cultivan, este disco no va a cambiar tu opinión. En cualquier caso, queda claro que este es un innegable ejemplo de trabajo sonoro e instrumental logrado en el Perú con estándares internacionales.
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A Tutiplén Records está distribuyendo el disco en los siguientes puntos de venta a nivel nacional;
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