Aquí una reseña gracias a Daniel Cabrera Tello.
El tropical bass, cumbia digital o ñu cumbia es un polémico género musical que llega al Perú vía Argentina. Ante el tropical bass hecho a base de bailanta, vari@s perua@s se preguntaron ¿Qué pasaría si empleáramos también nuestras cumbias peruanas? Con exponentes como Dengue Dengue Dengue haciendo bailar a miles en Brasil o como Deltatrón recién regresado de Tokio gracias a Red Bull; el florecimiento de nuevas propuestas de alta calidad no debería sorprendernos, pero lo hace y a gusto, un gran ejemplo es el reciente disco de Animal Chuki, titulado «Frutero», que estará disponible en tiendas físicas y digitales desde esta semana.
[dropcap size=big]A[/dropcap]nimal Chuki nos presenta su álbum debut “Frutero”. Tanto el nombre del disco como el del dueto de tropical bass, nos sugieren de golpe el estilo de vida que trae consigo este lanzamiento. Traduce lo que está sucediendo con la población nocturna limeña: noches cargadas de sonidos peruanos con influencias extranjeras; un submundo de drogas, baile, alcohol y una buena excusa para despertarse tarde al día siguiente.
La cumbia digital o nu cumbia, está teniendo una fuerte acogida entre los asiduos asistentes a las fiestas TOMA!, BeatsPsicotropicales, Fiestas con CH, Fiestas Puro Cachascan y el Festival Selvámonos. Hay dos elementos infaltables en estos eventos: Los ritmos tropicales, para darle sabor a la noche y Animal Chuki para completar el jolgorio. Es así que este dúo compuesto por Andrea Campos y Daniel Valle-Riestra, ha podido desarrollarse y tener un rápido crecimiento a lo largo de estos casi 3 años de trayectoria, que finalmente se traducen en un LP.
[column size=one_half position=first ]El proyecto inició en el 2012, mismo año en que se unieron al sello Folcore(España) y lanzaron su primer EP «NATIVA».
En 2013, luego de remixear a la artista internacional La Yegros y de colaborar en el disco ZZK Sound Vol.3, Animal Chuki firmó con ZZK Records (Argentina) y entregó su segundo EP oficial «CAPICÚA».
En 2014, regresando de una gira sudamericana, el dúo emprendió la grabación de su primer disco «FRUTERO», que pretende salir en conquista de grandes escenarios europeos. Su reciente participación en el festival Hermoso Ruido 2014 (Bogotá, Colombia) fue aclamada calidamente y fueron acogidos por el público de las TransMusicales de Rennes (Francia) en diciembre 2014, la rítmica obsesiva de la dupla se difundió en una gira europea desde el Clandestino Festival (Suecia) al Guacamayo (España), pasando por grandes clubes en París, Barcelona y Berlín – tal como el ZurWildenRenate.
Frutero cuenta con 11 tracks que, si bien mantienen una[/column][column size=one_half position=last ][/column]
uniformidad entre sí, funcionan también como un compilado de lo más destacado de su trayectoria.
Se evidencia, en las mejoradas versiones de los tracks Eva & el mono, El Rey, Cholito, Luto, Capicúa y el Polen, además de nuevos tracks; una evolución en cuanto a sonoridad y variedades de influencias que han podido recolectar a lo largo de sus viajes. Esto se respira segundo a segundo mientras va transcurriendo el disco.
“El solcito” sale ni bien se le da play, con una cumbia galáctica y futurista. El disco empieza envolviendo al oyente en un pasaje psicodélico y termina por trasladarlo a una realidad donde la selva es contexto de una batalla de sintetizadores y beats amenazantes. Destaca también el sincero reconocimiento a una figura que resalta la peruanidad: Don Nicomedes de Santa Cruz (sí, el mismo que conocimos en épocas escolares), esta vez, traído a la vida por el dúo con su décima “Frutero”. Sampleando la voz de Don Nicomedes, logran una atmósfera de terror y densidad en un track con un puente en medio de la canción que haría chicotear circuitos si se escucha con audífonos.
Al pasar los tracks, el ritmo se hace más envolvente y cumbiero. Dan ganas de acercarse a una barra y pedirse un trago para que caliente el cuerpo y desobstruya a la mente de inhibiciones. Mientras van sonando sintetizadores, una historia se traslada perfectamente a la realidad por medio del paneo, recurso utilizado de manera excepcional en el track “Eva y el mono” para darle un movimiento distinto a la rítmica.
En la mitad del disco viene un viaje que, posiblemente, esté pensado para escucharse de corrido. Inicia con “El Polen” y la invitación a mover las caderas con lo que parece ser un instrumento de viento sintetizado; sigue en “Tiempo”, que con su inusual estructura y sonidos experimentales, saca a cualquiera totalmente del estilo que venía sonando, pero contrario a perjudicar el proceso de escucha, lo que hace con sus toques de reggae, es quizás dar algo más interesante al oído, ya que es un preludio que deja las ganas de que algo más grande suceda.
Luego llega la parte donde la fiesta se pone en el punto más reflexivo de la ‘noche’. «El rey» es una atmósfera cargada de sonidos que transportan a una situación en donde el oyente maneja a través de una carretera a toda velocidad, para al final estrellarse contra una pared de beats entrelazados que no permiten escapar de la sensación de adrenalina.
El disco va llegando a su fin con “Luto”, que logra encontrar el camino para ser un renacer, más que una canción de funeral. Todo esto da paso al gran final, que es el track “Bailando. Este juega a ser un vals o un tango y lo interesante es la manera en que los instrumentos van ingresando, creando una forma de cumbia psicodélica universal.
La peruanidad explorada en el disco termina traduciéndose a una cumbia digital, universal y sudamericana, con la promesa de ser mucho más efectiva y demente en vivo. El disco «Frutero» va a estar sonando en distintas fiestas a lo largo del año y no queda duda de que será del agrado de todo aquel que siga este género o disfrute de poner música peruana de fondo musical en sus reuniones.