Manuel Vera Tudela quiere ir más allá del esteretipo del cantautor, se afirma como compositor, pero no podemos dejar de verlo como juglar, testigo de historias internas y externas. Si bien su evolución musical lo ha llevado de hacer largas obras sonoras texturales a canciones más cercanas a las estructuras de la música popular, mantiene como constante el sabor sonoro que le da el compartir su muy particular energía vital.
«Manu» nos comparte la intensa paz, producto de una respetuosa exploración que no se detiene. Se los pongo así, es más probable encontrar a Manu y los demás integrantes de Chintatá, pasando año nuevo en la cima del apu tutelar más cercano, antes que en las plazas, bares y juergas.
Como parte del sello Penzion Producciones, el trabajo de producción de Manu se ha abierto a la colaboración de Alejandro Rivas, conocido como la mitad del dúo Alejandro & María Laura. En estos momentos Manu se encuentra en su primera gira europea y finalizando su próxima producción, en un estudio a pocos pasos del Templo de la Luna. Y es que el diálogo entre contextos y paisajes humanos y naturales, es un componente integral de la obra de un autor que se ha desarrollado entre Lima y Cusco.
Aquí aprovechamos el inicio de la gira para conversar con él sobre su reciente trabajo y algunos elementos que lo caracterizan: la construcción de imaginarios, la intensa presencia escénica y una sincera amabilidad que emana de su persona hacia su música.
Además Manu acaba de arrancar una campaña de crowdfunding para su próximo disco a la que pueden acceder aquí
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Cuéntanos el inicio de tu decisión de hacer música.
Bueno, no sabría decir si hubo realmente ese inicio. Hago música desde niño y me gustaba componer, contar mis sentimientos. En ese espacio de composición me sentía “en casa”, seguro y bajo techo para expresar lo que siento. Cuando estuve en la universidad me alejé un poco de aquello pero desde mis 20´s lo retomé. Tal vez si hubiera un inicio, sería cuando terminé de grabar mi primer disco, “Evacuación”, que no tenía ninguna pretensión en realidad, solo grabar en mi computadora mis canciones y ver qué pasaba. Lo que pasó fue que me ayudó mucho en un momento difícil de mi vida en el que estaba envuelto en pura confusión. Grabar esas canciones aclaró mi camino y me dio una visión sobre lo que debía de hacer para el resto de mi vida, más allá de que sean canciones “comerciales” o para desarrollar una carrera. Simplemente sentí que “eso era”. Quisiera agregar algo sobre lo de “cantautor”: me gustaría desligarme de aquella imagen porque creo que ya no me representa, siempre pienso en alguien con su guitarra cantando sobre revolución jaja. Me gusta más la idea de un compositor que cuenta su vida a través de la música sin más pretensiones que hacer buena música. Me gustaría llevar mi música al formato de banda y crear una experiencia sensorial completa.
¿Cómo ha sido tu relación con Cusco?
No sabría decirlo. Ha habido de todo. Difícil en ciertos aspectos por cuestión de costumbres y ritmo, en general Cusco es “más lento” que Lima para todo… por otro lado muy fácil, natural y fue bueno bajarle a la máquina unos años. Estaba tirando demasiada energía en cosas sin sentido y ahora estoy más enfocado. Desde mi mudanza a Cusco tomé la decisión de adaptarme, de dejarme llevar y aceptar cambiar. Si hubiera tratado de implantar mi “limeñismo” en Cusco hubiera fracasado, y la verdad es que hoy comprendo porque les caemos mal a veces… somos un poco pedantes e irrespetuosos con el ande. Por eso entré a Cusco con mucho respeto y hambre de conocerlo, de integrarme con su gente, leer sus historias, caminar sus calles, tomar sus plantas, mirar sus paisajes, escuchar y hablar menos, aprender los nombres de las montañas, rezarles y más. La gran llave fue eso, creo: abrir mis ojos como niño y dejarme sorprender y Cusco me sorprendió y enamoró. Hoy siento que mi corazón está compuesto por sangre cusqueña también. Tengo que decir que el gran puente fue gracias a Chintatá. Ellos me dieron sentido en Cusco.
Siento que has ido construyendo imaginarios ¿cuáles son los elementos constantes en tus letras?
El elemento constante en mi música es la naturaleza, sus cambios y cómo estos se reflejan adentro de nosotros y de nuestros sentimientos. Hay un paisaje afuera y hay un paisaje adentro y se comportan de la misma manera. A veces no es claro pero con un poco de observación es evidente. Eso vieron los antiguos peruanos y civilizaciones avanzadas que respeto mucho. Muchas de nuestras preguntas ya están respondidas ahí mismo. Empleo el tema del paisaje y de los contrastes: me gusta generar momentos de tensión y liberación y hacer música sin valorar “lo bueno” o “lo malo”, hacerlo de la forma más natural y orgánica. Si mi música tuviera el ritmo que tienen los árboles daría mi trabajo por hecho.
¿Cómo afrontas el reto escénico?
Fue muy loco para mí descubrir eso, que me siento cómodo en el escenario y a veces no tanto en la vida “normal”. O sea, quien me ve en el escenario puede pensar que soy súper seguro de mí mismo pero en realidad no, soy muy tímido e inseguro para muchas cosas. Usé máscara durante un tiempo y me ayudaba a crear un personaje o jugar conmigo mismo. Generalmente me burlo de mí mismo un poco y eso me relaja. El desafío escénico es todo un tema porque estar en un escenario es una gran responsabilidad por la simple razón de que la gente espera algo de ti, sentir algo. Sin eso, no hay nada. Asumo esta responsabilidad con mucho valor y me entrego todo lo que puedo y mi mente me lo permita. Siento miedo en el escenario muchas veces, tiendo a cerrar los ojos, abstraerme pero la verdad es que cuando empiezo a sentir las cosas el público lo hace también, lo huelen, lo percibe y ahí creamos juntos una experiencia.
Cuéntanos acerca del proceso de producción junto a Alejandro Rivas
Ha sido increíble. Es la primera vez que trabajo con un productor musical. Alejandro es un gran músico y persona muy sensible. Tiene la agudeza para ver lo que funciona y lo que no, y eso es difícil para mí porque eso implicaba cortar partes de mis canciones que no servían para nada. Para Alejandro lo más importante es la canción, no Alejandro, no Manu, no la banda, es todo sobre la canción, comprende que la canción “necesita” algo y hay que dárselo. Trabaja un montón, es muy apasionado y me gusta que tiene siempre una visión clara aunque no sepa cómo encontrar el camino a ella. Va a tomar todo el tiempo que sea necesario, o hacer las tomas que haya que hacer para llegar a esa visión, y cuando llegamos a ese lugar y sabemos que lo tenemos ya está todo. Mi disco, confianza y aprecio está en un 100% con Alejandro. Quisiera agregar que María Laura, en sus muy esporádicas apariciones en el estudio, hizo mucho por el disco. Valoro y agradezco la forma como aprecia mi trabajo, cómo respeta la música, respeta el espacio y es realmente emotivo cómo apoya a Alejandro en todo lo que hace.
Cómo impacta en tu trabajo al estar tan cerca del Templo de la Luna
Cuando grabábamos en Cusco (cerca al templo) pasaba todos los días por allá y a veces venía con todo un río de preocupaciones en mi cabeza (que la plata, que tal cosa, etc.) y solo pasar por ahí me relajaba y me ponía en mi sitio. Creo que el futuro de la música (como lo fue en el pasado) es estar en concordancia con la naturaleza, con la oración, con la meditación y el enfoque. Lugares como el Templo de la Luna proveen ese estado de ser.
¿Cómo se viene desarrollando esta Gira Europea y qué planeas a tu regreso?
La verdad es que más que una gira europea para tocar es un gran viaje personal. Tengo pactadas algunas presentaciones y espero poder crear acá la experiencia que generó en Perú. Es un reto, básicamente por la cuestión del idioma. No sé qué pase pero tengo mucha expectativa y la verdad un poquito de miedo. Igual lo tomo tranqui, voy a salir a divertirme como siempre. Lo que viene luego es hacer síntesis en mi vida lo que estoy viviendo acá y seguir creando. A mi vuelta tengo algunas entrevistas, dentro de poco saldrá mi sesión en Playlizt. En octubre sale el disco, habrá presentación oficial en Lima y en Cusco y en verano planeo dejar Cusco por un rato para estar en Lima, tocar el disco, ir a la playa, terminar un proyecto periodístico, descansar y surfear.
¿Qué expectativas para la campaña de crowdfunding en marcha para el nuevo disco?
Lo único que deseo es que la gente se siente tocada por lo que hago, lo sienta suyo, y si eso los motiva a querer apoyar yo estaré muy agradecido. Comprendo también que es una empresa complicada pero confío que resultará y el disco saldrá sin problemas económicos. La verdad es que ahorita ya no me siento preocupado, creo que el proyecto del disco ha estado desde el comienzo guiado por algo allá arriba y lo que está pasando hasta hoy, a todo nivel, es perfecto y como debería de ser.