Creo que nunca imaginamos que sea un virus casi invisible, quien diera la estocada final a la Industria de la Música, tal cual la conocíamos hasta antes de marzo del 2020.
Si bien veníamos escuchando y hablando de como las plataformas digitales de distribución, se podrían convertir en la herramienta más útil para difundir contenidos musicales, me queda claro, fueron muy pocos los artistas, creadores y ejecutantes, que estaban preparados para defenderse en este negocio, global, instantáneo, fugaz.
La música en Perú, venía fortaleciéndose con espectáculos y artistas nacionales, que destacaban en escenarios en la región y que proyectaba a un ingreso por la puerta grande, de la música hecha por peruanos.
La cumbia, la salsa y el nuevo tropical peruano, venían aprendiendo de aquellos artistas peruanos que, desde el pop, encontraron herramientas de construcción para una carrera con estándares internacionales… no descarto a géneros como el rock y artistas alternativos, pero analizo el desplome de nuestro inexperto mainstream, que no cayó, se desplomó, al no tener claro, que es lo que se debía hacer a partir del inicio del confinamiento obligatorio.
Se acabaron los en vivo, fue el primer clamor en las redes sociales… los primeros en irnos, los últimos en volver, fue una de las frases más repetidas, pero hoy, a más de 120 días, somos realistas que no necesariamente era la verdad.
La música siguió sonando y muchos artistas, nuevos y consagrados, vieron la reinvención como una posibilidad de mantener el posicionamiento de sus marcas en el mercado musical, pero, y es criterio personal, la verdad, es que solo los espectáculos en vivo desaparecieron.
Ojo y procedo a aclarar. Si bien los en vivo son los máximos generadores de ingresos para los artistas musicales, la publicación y promoción de contenidos no dejó de trabajar… productores, sellos y promotores, buscaron continuar con una nueva normalidad en la precaria Industria Musical peruana, pero, no fue suficiente… jamás lo será.
Muchas empresas que brindan servicio de alquiler de equipos para en vivo, creyeron en las transmisiones por streaming, pero me queda la pregunta en la garganta, ¿al público le interesaba este formato?
En el caso de los géneros populares, el streaming NO es una solución, ya que las orquestas y los elencos, viven de los bailes y el consumo. La proyección es exacta, ticket barato, masa de público, rotación en consumo producto de la longitud del espectáculo, lo que garantiza un ingreso importante para artistas y promotores… el streaming NO es solución para la salsa, la cumbia o el folklore.
¿Los artistas independientes pueden aprovechar este modelo de plataforma?
NO y es simple, los costos de producción de un evento de «calidad» son muy altos y para lograr el efecto ganador, deben ser redundantes… me refiero a que no pueden ser eventos esporádicos, deben ser constantes, semanales de ser posible y muy importante acotar, que debe ser un trabajo de la mano con un agregador de contenidos digital, que ayude a diseñar una estrategia de redes y de fidelización de contenidos en plataforma, que permita la llamada «monetización»… vital el reconocer la importancia de empresas como The Orchard, One RPM o Altafonte, por mencionar algunos, ya que estas permiten la formalización digital de los artistas y su contenido.
Otro recurso importante que se debe implementar, para mejorar la oferta musical para todos, tiene que ver con el Instituto de Radio y Televisión Peruana, quienes deberían encabezar el fortalecimiento de las artes en general, sin discriminación de género y que, en la actualidad, cuenta con espacios como Domingos de Fiesta, Una y Mil Voces o Noches de Espectáculo… pero, no es suficiente.
La verdad es que, al final del túnel de la pandemia, no existe una claridad de futuro, ya que ningún guion de película de ciencia ficción, cuenta como es el proceso después que el héroe rescata al planeta de la destrucción.
Políticas de estado, políticas sectoriales, formalización del sector, son las primeras frases que me vienen a la cabeza, pero, ¿como lo logramos…?
«… el peor enemigo de un peruano es otro peruano …», me resisto a creerlo, pero el dicho popular en ocasiones nos hace pensar.
Mientras los músicos peruanos, dejen de distinguir géneros y se puedan reunir en la misma mesa sin miedo alguno, no tendremos opciones de crear políticas claras.
Uno de los grandes problemas que nos acompañó desde el inicio de la crisis, es el no tener una representación formal del sector, dispersando la fuerza en grupos en vez de crear un solo puño… con la mano abierta no podremos salir adelante.
Esta disociación del sector, hace que la percepción de quienes ven de fuera el trabajo de la Industria Musical sea de un grupo desarticulado, egoísta y en ocasiones sin horizonte… esto debe acabar.
Vengo diciendo desde hace algunos años, que los Ministerios de Cultura, Educación, Producción y Economía, deben conocer la magnitud y potencial de las Industrias Creativas, dando énfasis a la Música, siendo herramienta integradora de identidad nacional, pero es necesario, para lograr esto, que tengamos un discurso uniforme.
No solo el público, al que se deben los músicos con su arte y talento, están ansiosos por saber de su trabajo, empresarios, medios y posibles auspiciadores, también quieren saber que es lo que se viene, pero, mientras no se construya una puerta de salida conjunta y los esfuerzos sean individuales, lo único que nos quedará al final, es una Industria Musical fragmentada, casi imposible de reconstruir.
Si me preguntan, al final de todo, a donde vamos, solo me queda decir, a aprender a tocar la misma canción, juntos…