Fotos por Patricia López Cabrera y breve crónica por Camilo Riveros

Ingresamos a la discoteca Gótica de Larcomar, con cierta incertidumbre, puesto que parte del público que hemos apreciado que asiste a este local para los conciertos internacionales, no suele saber como disfrutar de lo que tienen ante si mismos.

Nos preocupaba que tal vez una de las bandas más importantes de Argentina no recibiera lo que merecía. Afortunadamente nos equivocamos. Habíamos ingresado a un evento que musicalmente sorprendió a propios y extraños, con excelentes condiciones técnicas para el pequeño local y dos agrupaciones musicales que dejaron lo mejor de si en escena.

Arrancó la banda limeña Autobus. Con una formación de seis integrantes, incluyendo tres guitarras, teclado, bajo y batería, demostraron esa noche porqué son una de las bandas más convocadas a abrir conciertos internacionales en Lima.

Realizaron un set relativamente breve, que despertó los aplausos y la atención del público asistente, muchos de los cuales no los habían visto o incluso pensaban que también eran argentinos. El ritmo de ensayo que actualmente tiene la banda es evidente, permitiendo un uso del escenario y diálogo corporal entre los músicos que motivan a la audiencia.

Se dedicaron a repasar temas de su último disco «Máquina Destrucción» junto a los temas más conocidos de su disco debut. La evolución de la banda resulta audible en cómo se ejecutan los temas antiguos ahora, con mucha más energía y seguridad que en antaño, incluso dejando lejos el sonido más suave de sus inicios.

Uno de los puntos más altos de toda la noche estuvo en el diálogo final entre Lucciano Leone, baterista de la banda y el vocalista y guitarrista Luis Enrique Piccini. Haciendo gala de energía, precisión y virtuosismo.

Lo único que le faltó a Autobus fue un poco más de definición, volumen y «peso» en el sonido del bajo hacia el público. Lo cual es casi el «arma secreta» de la banda estelar de esa noche.

Autobús dejó al público satisfecho y algo sorprendido. Esperamos que cada vez más bandas locales puedan aprender a plantarse en un escenario de esa manera y que los equipos de producción de los conciertos internacionales aprendan a respetar a los artistas locales. En ese proceso, ganaremos todos.

Luego se dió una transición algo larga, en la cual se escucharon temas de bandas latinoamericanas (que gusto da escuchar Uchpa en Larcomar) mientras el equipo técnico de Catupecu Machu preparaba el escenario instalando gigantescas pedaleras (no sólo con efectos, si no con controladores de racks) afinando una serie de guitarras y bajos, realizando una prueba de sonido completa lo más rápido posible ante la impaciencia del público.

Finalmente se dio paso a Catupecu Machu.

Si el animal mitológico, llamado así por Fernando Ruíz Díaz, tuviera una voz propia, sería la distorsión polifónica con potentes subgraves con la que nos hicieron mover toda la noche que pasó.

Estuvimos ante una banda compacta, de amigos siempre en íntimo diálogo, que se entregó con todo lo que tuvo, para hacer mover a un público que comenzó aparentemente frío y terminó extasiado.

Fernando Ruiz Díaz, vocalista y frontman de la banda, con una voz muy particular, fue entrando en calor, tocando no sólo como si fuera la primera vez, si no como si no hubiera un mañana. Era evidente que no se tocaba por «fama» o dinero, se tocaba por el placer de descargar lo que tienes dentro ante gente que lo conoce, lo aprecia y no va a dar menos que tu. Destacó su interpretación a capella del tema «Cuadros dentro de cuadros» que no se encontraba en el set list y fue solicitado por una fanática de la banda en la presentación vía internet que dieron el día anterior. Le dedicó el concierto a su hermano Gabriel, al recientemente desaparecido Luis Alberto Spinetta y a Gustavo Cerati.

Sebastián Cáceres, se mostró como un músico particularmente sólido y preciso, aportando, sea con la guitarra o el bajo, al desarrollo de los temas de la banda. Gracias a los sistemas inalámbricos, se mantuvo corriendo a lo largo del pequeño escenario, como buscando ir más allá de los límites de este. Sus gestos eran un termómetro del estado del espectáculo, terminamos todos contentos.

«El señor Macabre» Martín González, armado de una laptop con su respectivo controlador, un teclado y un rack de efectos, se mantuvo generando sutiles texturas, tanto con los teclados como con las secuencias y la voz.  Realizó segundas voces de lo que hiciera Fernando, logrando potenciar las letras de la banda, uno de sus elementos fundamentales. Sutil, preciso e indispensable.

Agustín Rocino, es un bajista ahora dedicado a la batería, que resulta una pieza fundamental en la estructura de Catupecu Machu, pues buena parte de la propuesta musical de la banda en escena se da en diálogo con el público, con lo cual los instantes en los que toda la banda en pleno se entrega en ese diálogo catártico, dependen de su precisión y de la fluidez entre él y los demás instrumentistas. Sin embargo se llegaba a apreciar cierta distancia entre su ejecución y la del resto de la banda (tal vez por una cuestión de edad y «kilometraje» en el instrumento) si bien sus golpes en los platillos eran ejecutados con la técnica que impide que baquetas o platillos se rompan (el «peinar» platos) se dejó notar cierta falta de «ataque» en la ejecución de los golpes de tarola y hi hat. Esto no impidió que la presentación fuera intensa, compacta y demoledora, pero de trascender ese detalle en la ejecución, la banda podría sonar brutal.

Ante la ausencia física en escenario del bajista Gabriel Ruíz Díaz, fundador de la banda, tres de los músicos en escena, tocan bajo. Tanto Fernando, Sebastián como Macabre, atacaron las cuatro cuerdas, en diferentes bajos que estaban ecualizados de tal manera que te acariciaban las entrañas, llevándote a la sorpresa y la energía. Al igual que la banda, nos encantaría ver a los cinco en escena muy pronto. Desde aquí le deseamos una pronta recuperación a Gabriel Ruíz Díaz.

El equipo técnico de la banda, les permitió el realizar una presentación muy fluida a pesar de que casi en cada canción se cambiaron de instrumentos. Excepto por un breve desperfecto en la pedalera de Fernando antes de empezar la última canción, las transiciones, a pesar de complicadas, resultaron impecables.

El punto de quiebre con esta presentación se dio gracias a la participación del público y la interacción entre los asistentes y la banda. Esta vez, gracias a la modesta atención que prestaron los medios masivos a este evento y el reducido aforo de alrededor de 600 personas, quienes llenaron el local realmente tenían todo el interés en escuchar a la banda, cantar sus canciones favoritas, pogear con recuerdos de adolescencia o decirle ciertas letras a su pareja al oído, pero teniendo a la banda ahí.

«Que gusto que se aprendieron las canciones, a pesar de que el disco nunca se editó aquí» les dijo Fernando. Da gusto saber que más allá de su competencia y entrega musical, Catupecu Machu fue sorprendido por el público peruano. Tomando en cuenta que uno de los públicos más entregados del planeta son los argentinos, es decir bastante. No en vano se refirieron a su último concierto en el Cosquín Rock diciendo «aquí puede haber menos gente, pero hay igual de intensidad».

 Catupecu no es una banda fácil, no es de armonías o ritmos simples y pegajosos, es una banda enérgica, de exploración dentro de los códigos propios del rock argentino, tanto musical como líricamente, generando un universo musical,narrativo y escénico propio. Fue un gusto el participar brevemente del mundo donde el Catupecu Machu existe.

Pero fue mayor gusto ver por primera vez a todo el público peruano participando de un concierto tal como se debe. Esa noche el diálogo fue tan fructífero, que hasta la seguridad de la discoteca terminó aplaudiendo entre sonrisas.

Aquí fotografías del evento por Patricia López Cabrera

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Set list oficial de Catupecu Machu

1. El Mezcal y La Cobra
2. Confusión
3. Gritarle al viento
4. Eso Espero
5. Plan B
6. Grandes
7. En los sueños
8. Nuevo libro
9. Aparecen Cuando Bailamos
10. Metrópolis nueva
11. Origen Extremo
12. Magia Veneno
13. A veces vuelo
14. Dale
15. Y Lo Que Quiero es que Pises sin el Suelo

Set list oficial de Autobus

1.- Humo
2.- Estoy arruinado
3.- Eterno
4.- Corazon de neón
5.- Volver
6.- Máquina destruccion
7.- Al abismo
8.- El duelo

Un agradecimiento a 3 puntos por las facilidades brindadas para esta cobertura.

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