A propósito del S.O.P.A y cómo las descargas gratuitas no (necesariamente) son piratería.

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sonidos.peArtículo de Kamilo Riveros acerca de cómo nos afectan iniciativas cómo S.O.P.A, A.C.T.A. y P.I.P.A, cómo la piratería impulsó el rock peruano en los 2000s y como las descargas gratuitas pueden llevar a que la distribución de las discográficas independientes, se optimicen en 1000%

Durante los últimos años las problemáticas en torno a los Derechos de Autor y sus derechos conexos, han ido creciendo en importancia hasta los acontecimientos de la quincena de enero. Para recapitular los puntos más fuertes de la secuencia, ya los cibernautas llevaban buen tiempo advirtiendo de los peligros del advenimiento del Stop Online Piracy Act, la cual iba a presentarse a votación en el Congreso de los Estados Unidos y nuevas propuestas legales como el A.C.T.A y la P.I.P.A. que se encuentran aún latentes.

Días antes de la fecha pactada para la votación del congreso estadounidense, organizaciones que ofrecen servicios de difusión de información cotidianamente a varios millones de personas, como Wikipedia y Google, e incluso las redes sociales digitales Facebook y Twitter, amenazaron con iniciar una huelga en protesta por lo que implicaría esta ley.

El Congreso norteamericano postergó la votación de la ley S.O.P.A, como un amague para evitar la anunciada huelga informativa, pero esto no fue suficiente y el miércoles 18 de enero se da el apagón, que también incluyó a varios portales informativos que emplean wordpress, incluyendo a Sonidos.pe

El día siguiente, el F.B.I. intervino y arrestó a los trabajadores de uno de los servicios de descargas semi gratuitas más usados del planeta: Megaupload. Días después arrestaría a su propietario, radicado en Oceanía. Como respuesta a ello el colectivo Anonymus responde con hackear la página del Departamento de Justicia de Estados Unidos, la página de RIAA (el APDAYC americano) BMI, Warner Music, la web que promueve HADOPI (el equivalente a S.O.P.A. en Francia), la Motion Picture Association of America (MPAA) y la página del mismísimo buró federal de investigaciones estadounidense, el F.B.I.

Casi al mismo tiempo un barco cortó tres de los cuatro cables que conectan internet hacia el continente americano, ningún bando se atribuyó dichos hechos, pero no habría de extrañar que fuera parte de este proceso que algunos han llamado el inicio de la primera guerra mundial digital, la World Wide War.

Días después las páginas peruanas de APDAYC y del cantante Gianmarco Zignago recibieron ataques DDos.

En ese contexto, cabe preguntarnos ¿Cómo nos afecta la ley SOPA?

Para empezar a nivel práctico, gran parte de la información con la que trabajamos diariamente, proviene de servidores radicados en los Estados Unidos.

Pero de una manera más intensa y eventualmente directa, la elaboración e interpretación de marcos legales en el contexto local, están fuertemente influenciadas por las tendencias legales globales.

El Acta en cuestión, plantea que las páginas web que “también” infrinjan leyes de derechos de autor, con servidores radicados en los Estados Unidos, podrán ser motivo de órdenes judiciales para iniciar procesos penales, congelar cuentas bancarias, retirar dominios o anular servidores.

El detalle está en que estos nuevos marcos legales, implican que los recursos digitales que pueden ser usados con otros fines creativos sean bloqueados. Se asume que todo servidor de descargas, sí incluye material ajeno y protegido por copyright, sea cerrado, en perjuicio de quienes usan esos recursos de difusión de información con sus propias creaciones de manera legal o en uso no comercial.

Megaupload “es ahora mis archivos, ¿qué pirateria?, eran mis grabaciones!!!!!!!!!!!» Proyecto EN PErRo – Noise- Ecuador.

Los usos que hacemos de internet han cambiado las industrias culturales y creativas como fueron concebidas. La velocidad de los cambios producidos por el uso que hacemos de las herramientas de difusión de información, van más allá de quienes aparentemente «dominan» el negocio.

Las posibilidades de producción han quedado intensamente alteradas por las nuevas tecnologías, pero en este artículo nos centraremos en las descargas gratuitas de archivos en la web, entre todas ellas.

El hecho es que los técnicos, músicos, ingenieros de grabación, productores, sonidistas, arreglistas y demás participantes en los procesos creativos musicales, pueden trabajar entre sí sin la necesidad de una mega corporación que los contrate a todos. Ahora es posible que se den casos como que Emergency Blanket esté mezclando su próximo disco “Absenta” en Los Ángeles, que Vieja Skina mezcle “Ayahuaska” en Brasil y masterice en Alemania, o que Plug Plug continúe produciendo canciones con sus integrantes viviendo en dos hemisferios diferentes.

Respecto a las posibilidades de distribución de música, en el Perú, recién se están dando los primeros pasos que faciliten la compra de canciones por internet. Los precios responden al mercado global, a 99 centavos de dólar la canción, lo cual sigue siendo privativo para el contexto peruano, pues pocos son los casos que pagarían por una canción, entre la mitad y la tercera parte de lo que cuesta un almuerzo (más del 70% de la población peruana, come con menos de 2 dólares diarios) y menos aún con tarjeta de crédito.

El pasado físico y el presente digital.

Paralelamente la venta de discos originales en tiendas formales, resulta complejo, pues el costo de mantener personal, local, acceso a tarjeta de crédito, etc, genera un sobre precio al que se le agrega lo que la tienda espera ganar al respecto, con lo cual se suele triplicar el precio de costo que cubren los músicos o productores, en el precio de venta que ofrece la tienda. (Aproximadamente 10 soles en costo de producción y 30 soles en precio en tienda, con lo que el artista con suerte recupera su inversión, sin ganar nada, y la tienda, luego de cubrir sus costos, gana, por lo menos 6 soles por disco)

Durante la década de los dos miles, el impulso a la venta de equipos de reproducción y discos en blanco, de manera paralela al fomento al consumo de diversos bienes culturales, generan una “floreciente” industria fonográfica y audiovisual informal en el Perú. Llegamos al punto en que todas las disqueras peruanas legales han cerrado y que el 97% del mercado discográfico está en la circulación de bienes “piratas”.

El detalle está en que buena parte de la oferta de los “piratas” locales, reproduce los gustos fomentados por los medios masivos de comunicación, es decir “éxitos” radiales, televisivos y cinematográficos. Como bien puede saber cualquier ser humano que busque más allá de lo que nos obligan a consumir, esa oferta es una pequeñísima fracción de las producciones musicales y audiovisuales que se generan alrededor del mundo. Además, usualmente, lo más conocido es lo de menor calidad en contenido y formas (más no en recursos técnicos) En ese sentido, lo que se nos oferta, sí cumple con la tradición de los primeros teóricos de las industrias culturales, en donde estas eran vistos como una manera para controlar a la población, mediante paliativos a sus rutinas laborales. Es decir, entretenimiento de fin de semana y ratos de ocio, para que las personas nos dejemos explotar más fácilmente.

Lo que ocurrió con los piratas y “la escena” durante los dos miles fue que, gracias a la difusión de artistas peruanos en algunos espacios en radio y televisión, el público comenzó a solicitarle a los piratas estas bandas peruanas antes “desconocidas”. Ellos, dispuestos a cubrir la demanda, comienzan a generar copias de los lanzamientos peruanos, en tirajes cuyo volumen ninguna banda peruana podría costear.

Casos como el de Irreverentes, que le pidieron a los piratas de mesa redonda que le sacaran una remesa de su propio disco o que el tercer disco de 6 Voltios incluya un agradecimiento “a los piratas conchasumadres que nos hicieron conocidos en todo el Perú” demuestran que los independientes han usado a su favor, al menos parcialmente, las posibilidades de distribución que les ofrecían los piratas y que ninguno de los artistas independientes podrían costear. Los que se beneficiaron de ello fueron los que pudieron desarrollar estrategias para monetarizar la demanda generada, como el caso de la realización de festivales de fines de semana. Pero esto se dio gracias a que durante la primera década del siglo se tuvieron programas dedicados al “rock peruano”, que daban cierta falacia de autoridad ante el público, en donde las bandas peruanas eran presentadas a la población como dignas de ser escuchadas y disfrutadas. Actualmente no existe eso en la misma escala, más allá de algunos espacios intermitentes.

En el nuevo contexto, el uso de las descargas gratuitas resulta una forma de fomentar demanda por las propuestas musicales que ofrecen su música en ese formato. Según el uso que hagamos de internet, este es nuestro nuevo medio masivo de comunicación, vía distribución, creación y consumo.

Una banda independiente puede fabricar, con mucho esfuerzo, entre 300 y 1000 discos originales. Las mismas bandas, al colocar su producción para descarga gratuita, logran entre 800 y 5000 descargas a más, superando de lejos los límites de stock y distancias, propios de la distribución física, llegando directamente a su público objetivo. Observemos un caso documentado, el de Plug Plug: 300 discos vendidos en un año (Equinomoda para las aves que dejaron el nido) y 3000 discos descargados en un mes (Moo mua moo crazy love). Ese caso ejemplifica como la proporción de beneficio entre venta de discos físicos y uso de descargas directas puede ser hasta del 1000%.

“Toda persona es un sujeto creativo libre” Piotr Kropotkin

Tal vez el cambio más fuerte en la circulación de contenido en la red digital global, es el hecho de que casi cualquier persona puede acceder a casi cualquier contenido. En el caso de la música, ya no es necesario encontrar el vinilo, cd o cassette que contuviera la música que uno deseaba, simplemente hay que colocar el nombre en un buscador y no solo nos llevará a su música, si no a muchas otras propuestas sonoras, la mayoría de ellas desconocidas para nosotros previamente.

Varios de los usos que hacemos de internet actualmente han destrozado la idea de que el público es necesariamente una masa de pasivos consumidores sin capacidad de acción, transformación y decisión. El hecho es que, con los casi infinitos insumos culturales que circulan en la web, hemos podido desarrollar nuevas cadenas productivas, en las cuales el consumo cultural es un nuevo punto de partida para la propia producción.

El internet, a pesar de sus orígenes académicos y militares, tiene un espíritu propio del punk, el anarquismo o el situacionismo. Tod@s podemos aprender a crear.

Ese es probablemente el problema que subyace a la SOPA, la PIPA, el ACTA y demás iniciativas legales para coactar la libertad de los humanos en las redes digitales globales, mantener el monopolio de los medios de producción de sentido, de la circulación de bienes culturales.

El cierre de megaupload se da ad portas del lanzamiento oficial de Megabox, un sistema de distribución musical, que no sólo permitiría las descargas pagadas si no que PAGARÍA A LOS ARTISTAS POR DESCARGAS GRATUITAS, gracias a otros sistemas pagados, que necesitarían 5 millones de instalaciones dentro de un universo total de 450 millones de usuarios. Es decir, con que menos del 1.5% de usuarios, dentro del universo de consumidores de «piratería», instalara otros productos, se les podría pagar a todos los artistas involucrados, menos a las grandes compañías, que antes servían de intermediarios.

Las descargas legales pagadas benefician a las bandas directamente, puesto que reciben ya no el 25% a 15% que le dejaban los distribuidores, si no entre el 70% y 90% de las ganancias. Las descargas gratuitas ilegales benefician a las bandas indirectamente, permitiendo que el dinero del público circule no hacia la empresa que contrata a cada trabajador de la cadena productiva, si no hacia los artistas, técnicos y productores.

Se ha comprobado, en una investigación hecha a pedido del Parlamento Suizo, que no se puede afirmar tajantemente que las descargas gratuitas estén perjudicando a las Industrias Culturales y Creativas locales, así como a las personas que las conforman. Lo que ocurre es que el dinero circula de otras formas, y la torta se reparte de otra manera. Las descargas gratuitas sirven para fomentar la demanda, es decir, cultivar el gusto por diversas propuestas artísticas, voluntad de consumo, que se materializa en el pago por conciertos y diversas formas de merchandising. Pero de manera más intensa, el fomentar el gusto en el público mediante las descargas, genera que más personas estén dispuestas a pagar por un disco que no necesariamente se pasa en la radio.

En el nuevo contexto, el dinero circula, siempre y cuando las bandas estén en la estratégica disposición de actuar acorde a ello y desarrollar estrategias para aprovechar el nuevo movimiento de capital. Eso no es piratería, son estrategias de producción autogestionarias.

Quienes acceden a descargas gratuitas, aprenden a degustar de propuestas musicales que no necesariamente gozan de difusión prioritaria en medios masivos oficiales de comunicación, así que las descargas legales benefician a las bandas, las descarga ilegales perjudican a las grandes empresas, pero no necesariamente al negocio en su conjunto o a los artistas.

Las descargas generan demanda, pero a su vez usurpan la plusvalía propia de las grandes corporaciones transnacionales. Al saltar buena parte de los intermediarios propios de la distribución física, dan más poder a la gente que a las empresas tradicionales, más beneficio a los artistas y además la posibilidad de desarrollar circuitos de producción cultural paralelos.

Dicho en otros términos ¿Qué es más peligroso para las grandes industrias? ¿Qué más público consuma sus productos “sin pagar” o que todos los usuarios de internet sean potenciales creadores y a su vez, competidores en el tercer negocio más rentable del planeta? (luego de la venta de drogas y de armas)

El «espiritu de los Derechos de Autor» es que los músicos puedan recibir una justa remuneración por su trabajo, puesto que los bienes musicales pueden ser empleados para que muchas empresas o personas se beneficien por ello, más no necesariamente los autores, productores originales e intérpretes, si no quienes lo difunden en contexto mercantil extremo.

Peligros y soluciones

Desde Sonidos, no nos preocupa la S.O.P.A. por la posibilidad de perder el acceso a contenido cultural chatarra (fast media, a lo fast food) si no que se restrinjan y controlen los medios de producción y distribución que usamos los artistas independientes de las grandes compañías discográficas o cinematográficas.

Paralelamente afirmamos que estamos de acuerdo con respetar los derechos de autor, pero de tod@s, no únicamente de las empresas, que podrían generar nuevos modelos de negocios en el nuevo contexto.

Hay un problema fuerte en la manera en cómo se plantea el debate. NO ES NUESTRO DERECHO ROBAR LA PROPIEDAD INTELECTUAL DE NADIE. No es únicamente un asunto de Derechos de Autor VS acceso a la información. Al cerrar los medios de distribución digital con la pretensión del delito contra copyright se atenta con el uso que se hace de los medios de distribución como medios de producción para los artistas independientes. Subyace el asegurar monopolios u oligopolios, en los que los únicos productores en las industrias culturales serían las grandes compañías transnacionales. Eso es lo que nos preocupa.

Es necesario hacer un deslinde importante: Copyright no es exactamente lo mismo que Derechos de Autor. Nuestro marco legal sí hace la distinción entre derechos morales (paternidad de la obra) y derechos patrimoniales (los de distribución, reproducción, modificación, etc) En el caso de las grandes compañías transnacionales, ellos son los dueños del copyright y no existe derecho moral. Es decir, no afectamos a los artistas, afectamos a que algunas empresas ganen aún más.

Es importante afirmar que en la era de la información, uno puede decidir cuáles son los usos que se hacen de lo que uno produce. Por ello es que aparecen iniciativas como Creative Commons, para poder tener posibilidades de varios tipos de licencias según el uso que se haga de las obras protegidas por ellas.

Si afirmamos el robo de la propiedad intelectual como derecho de acceso a la información, el paso lógico sería cuestionarse ¿Es mi derecho no pagar por música? ¿Cuál es la diferencia entre quienes no pagan por consumo musical en la web, a quienes se rehúsan a pagar una entrada a un concierto?

Las descargas gratuitas, fomentan la demanda. Las personas pueden ver en línea a una mayor cantidad de películas de las que podría pagar para ver en el cine, o peor, comprar en DVD original. Pero es ese consumo aparentemente no mercantil el que desarrollará el gusto y permitirá que esa persona decida esforzarse por comprar el original de su producción cultural favorita, o querrá ir al cine a ver los actores cuyo trabajo ha aprendido a disfrutar. En el caso de la producción musical, la articulación del circuito se da si es que las agrupaciones musicales están en capacidad de monetarizar esa demanda, bajo diversas estrategias, entre las que destacan la fabricación de discos físicos en formatos especiales y la realización de espectáculos en vivo (No es casual que tantos artistas internacionales se preocupen por hacer giras)

El detalle está en cómo las empresas trabajan con esa nueva dinámica de la demanda. Lo ha planteado el mismo ministro de economía inglés, no es coherente criminalizar las prácticas de los usuarios, cuando el replantear los mecanismos puede resultar en beneficio para todos. Claro, compartiendo la torta.

Cuidado

Es importante afirmar que el usar descargas gratuitas, siempre y cuando se trate de tu propio material o material licenciado para uso no comercial, no es piratería. Si nos volvemos unos defensores de la piratería, lo que estamos haciendo es LEGITIMAR LA REPRESIÓN SOBRE NOSOTROS y avalar que se nos criminalice. Cuidado ahí.

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Sobre el contexto local y la problemática de DDAA, recomendamos revisar nuestro artículo APDAYC VS MÚSICOS, perspectivas, problemas y alternativas.  Sobre alternativas legales alrededor del mundo, sugerimos el revisar nuestra nota UK – Nuevas leyes sobre descarga y uso familiar de la música

Agradecimientos a Roberto Bustamente, El Morsa, y Luis Fierro Chipana, Erizo, por algunos de los links aquí compartidos.

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