Solenoide lanza su primer álbum homónimo, un elaborado conjunto de 10 canciones que consolidan su estilo entre el shoegaze y el dream pop. Desde los lanzamientos previos de “Diamante Azul” y “Espejo”, la banda dejó ver una línea sonora cuidada y nostálgica que se confirma en esta entrega completa. La producción cuenta con el respaldo de Mario Silvania y la masterización de Simon Scott, miembro de la icónica banda Slowdive, quienes suman al disco un carácter casi etéreo. El resultado es un álbum que evoca paisajes cósmicos, como flotando en alguna región del espacio, y que aporta una propuesta fresca y auténtica al panorama musical peruano en este género.
El álbum abre con “Cartarescu” y “Casa de Islandia”, piezas del EP debut de Solenoide, que establecen un puente entre la literatura de Mircea Cartarescu y el universo sonoro que la banda ha cultivado. Estas canciones traen consigo la atmósfera oscura y onírica que se irá transformando a lo largo del disco. “Nunca” introduce un paisaje sonoro de interferencias y ruido, evocando una transmisión distante y creando un ambiente de desasosiego. La voz de Laura Rosales canta sobre confusión y soledad en un entorno de cemento mojado por la lluvia, donde cada palabra parece un reflejo de las luces grises de la ciudad. El tono melancólico y oscuro encuentra un matiz nostálgico en “Diamante Azul”, donde la banda explora la dureza emocional de volverse impermeable al dolor.
“Centinela” desacelera el ritmo y sumerge al oyente en un mar de calma y melancolía, mientras las guitarras y las voces se entrelazan en una narrativa de introspección. Luego, “Maquillaje” retoma el dream pop con brillos y un espíritu más liviano, evocando luces de discoteca y paisajes nocturnos, brindando al álbum un respiro más luminoso y desenfadado. Finalmente, “Sonqo” vuelve a las raíces con un toque de country alternativo, y la interpretación de Laura adquiere un matiz ritual y envolvente, como un canto profundo que va creciendo hasta alcanzar su clímax. Solenoide, con esta pieza, invita al oyente a perderse en el sonido, entre lo onírico y lo tangible, en una experiencia sonora que explora la vida y la muerte desde una perspectiva única y desgarradora. «De que lado de la vida aullan los muertos»
La producción reunió a figuras destacadas de la escena como Mario Silvania, conocido por su trabajo en Silvania y su habilidad para capturar atmósferas envolventes, y Simon Scott, miembro de Slowdive, quien se encargó de la masterización en Reino Unido, dándole a Solenoide ese acabado de alta calidad que reluce en cada escucha. La grabación y mezcla estuvieron a cargo de Juancho Esquivel en los estudios AudioQubo y Tamboril, destacando así el compromiso del equipo detrás del disco.
El álbum cierra un ciclo de creación para la banda y marca un hito en la escena independiente peruana. «Estamos agradecidos con Catenaria Discos por apostar por nosotros desde el momento 0, al equipo que intervino y al público», expresan. Con Solenoide, la banda no solo entrega música; ofrece una experiencia completa, un mapa emocional y sonoro para quienes busquen un refugio en sus etéreos sonidos y letras introspectivas.