Crónica de una intensa noche junto a Max Capote de Uruguay, Kchiporros de Paraguay y Colectivo Circo Band de Perú.

Fotos del evento aquí

El Volkswagen Sonemfest despertó curiosidad y expectativa al ser un formato diferente, en donde 9 bandas de 9 países realizan 3 conciertos simultáneos en 3 ciudades rotándose cada fin de semana del mes de abril, teniendo un cierre junto a Molotov en Colombia.

Pueden ver más detalles acerca del festival en nuestra entrevista a la productora y a CCB aquí.

Céntrica es una discoteca que está apostando por sumar a los procesos sociales y económicos que ya se dan en el Perú. A nivel de infraestructura es la de construcción más reciente en la ciudad, así que puede sorprender por su calidad en el espacio. Buscan reflejar el desarrollo de la nueva Lima y superar clasismos históricos que enfrentan a los limeños.

En ese sentido, al situarse en el Centro Cívico, al lado de la Estación Central del Metropolitano, puede unir tanto a los distritos tradicionales de la ciudad como a la periferia en desarrollo. Adecuado lugar para realizar esta edición del Sonemfest, en donde un flamante Volkswagen Gol nos recibía en la puerta.

Max Capote inició el espectáculo haciéndolo suyo y literalmente cautivando al público local.

El frontman uruguayo, vive y se bebe a su propio personaje. Las texturas sonoras, plenamente conceptuales, donde se caricaturiza a la música chicle de EEUU, cercana a la nueva ola latinoamericana, llegaban a nosotros gracias a una sólida banda de rock and roll, con dos guitarras (una rítmica y la otra pirotécnica) certero bajo e intensa batería.

Todos cual personajes atemporales, potenciales amigos del gran comediante Peter Capusotto, jugaban con su propia imagen y movimientos de manera inteligente, pero más aún con la música. Al estar tocando un estilo musical de por sí simple, en principio con el concepto de ser “chicloso”, lo llenan de energía en vivo y se van sumando sutiles detalles de pausas, silencios, golpes. Cuando esperas que resuelvan un clásico rock & roll de alguna manera, lo hacen de otra, sumando núcleos rítmicos que en realidad son bastante complejos, pero al hacerlo sutilmente, enganchan al oyente en músicas que están ya en nuestro subconsciente, haciéndolas propias y originales.

Fabián Acosta, si bien se mantiene “en personaje” durante su presentación, dejó caer esa ilusión por un instante para contar la personal satisfacción que él siente, al estar en el país de los Saicos, precursores de las sonoridades del garage rock, que son parte de la base de lo que sería conocido como punk.

Ahí se dio un quiebre en el espectáculo, en el cual Max Capote, ante un público que recién iba llegando al festival, luego de caminar por la barra que tiene el local frente al escenario, saltaría hacia el público para cantarnos Ana, clásica balada de Saicos (a cuyo cantante original entrevistamos aquí) y seguir subiendo en intensidad (aunque no en velocidad) llegando a escenificar declaraciones de amor con alguna emocionada dama entre el público.

Demostró que es posible abrir cualquier concierto como si lo estuviera cerrando. Con gusto podemos decir que es la primera vez que vemos un chicle alimenticio.

Pueden ver aquí un video donde conversamos con él acerca de cómo lleva el concepto del disco a la presentación en vivo y de la importancia que para él tiene Saicos.

Para el fin de su presentación, alrededor de la media noche, el local comenzaba a llenarse de gente, que presenciaría la actuación de Kchiporros de Paraguay.

La primera banda paraguaya en tocar en un Vive Latino ha asimilado diversos estilos musicales que circulan en su país y países vecinos, incluso tocando el clásico “Ya se ha muerto mi abuelo” de Juaneco y su combo. Presentando una propuesta musical con una solides envidiable, propia de cualquier banda pop recorrida.

Son una banda bastante nutrida, al contar con dos guitarrista rítmicos, un preciso bajista, un baterista con metrónomo, un tecladista coreuta, un percusionista y una sección de vientos compuesta por saxo, trompeta y trombón, los cuales llevaban la interpretación a niveles más altos y explosivos. Mientras tanto un cantante solista intentó levantar al público con una sonrisa.

El detalle estuvo en que se dio algo que podríamos entender como un conflicto cultural. Nuestras radios locales se vieron saturadas hasta el hartazgo por la difusión de ciertos artistas argentinos. Lamentablemente (puesto que previamente comentábamos con el cantante que les parecía que el rock de ese país había llegado a un tope creativo) los estilos musicales que interpretaban, en el contexto limeño nos llegan por Argentina y significan otras cosas; su ska (influenciado por el ska a lo Madness de la primera época de Cadillacs) a nosotros nos llegó como pop. Su cuarteto, que es un ritmo popular de la sierra de Córdoba y alrededores, era entendido como merengue.

Los vacíos en la pista de baile reflejaban que el público peruano no sólo es bastante exigente con las bandas peruanas, si no de cualquier origen. Este era un festival independiente y la propuesta, en este contexto, se sentía como pachanga. Lo cual no quita en absoluto el orden y calidad sonora de la banda, es más, de las tres bandas, fueron la que tuvo mejor sonido hacia afuera, pero daba la impresión de que simplemente este no era su público.

Pueden leer aquí una entrevista previa realizada a Kchiporros.

Con una ágil instalación por parte del staff peruano, se fue preparando la presentación de Colectivo Circo Band, en una noche que puede quedar en la historia de la banda como un momento más de afirmación y posicionamiento.

Si uno de los elementos más atractivos de distintas bandas es la sección de vientos, que suele estar atrás, en este caso la sección de vientos está adelante y no es nada convencional. Un frontman que canta y toca saxo, un coreuta que también toca percusión y trompeta; un trombonista que también toca tuba y la hace bailar como si estuviera en fiesta patronal; además de un sólido guitarrista (que se nota, ha crecido en presencia escénica con las recientes salidas internacionales, aprendiendo incluso de Max Capote) nos daban la cara y nos sacaban la sonrisa. Detrás de ellos, una precisa y detallada percusión, un bajo potente y juguetón y una batería trepidante, mantenían una barroca base rítmica, que no dejó de llevar el tempo del concierto para arriba. En esta oportunidad los acompañaría el tecladista de Sabor y Control, empastando las distintas texturas sonoras de la banda.

Dentro de todo su arsenal, el arma secreta de Colectivo Circo Band es la peruanidad, la cual no sólo incluye huayno, cumbia, boleros cantineros o salsa; si no punk, jazz y ska. Y aunque el público no fueran ni punkekes, ni jazzeros y menos aún amantes del ska tradicional, la entrega fue mutua, no por un asunto de ser connacionales, si no que la fiesta sobre el escenario era contagiante.

Los dos únicos detalles en contra, tal vez son producto de tener una banda tan grande, por un lado que los intermedios entre canción y canción pueden sentirse algo largos, al tener varias cosas que ajustar, y por otro lado que en los momentos de máxima aceleración, la cosa se puede desordenar un poco.

Pero lo que si fue comentado entre el público como el gran problema de esa presentación fue que la calidad del sonido no los favoreció al igual que a las bandas previas. Pero eso no fue el clásico saboteo al nacional (que esta vez cerraba el concierto) si no que la acústica del local es compleja y lo mejor suele ser que el sonidista de la banda trabaje en conjunto con el sonidista residente en el local, que al ser trabajador del proveedor, conoce “su” equipo y la acústica del espacio, con lo cual se pueden lograr mejores resultados, que con el sonidista de la banda trabajando solo.

La fiesta continuó luego del concierto y la satisfacción era general. Conocimos un poco más de otras escenas musicales latinoamericanas, que conocen y aprecian nuestras músicas, y se dio una inusual oportunidad de que una banda local cierre un concierto internacional, logrando el impacto general.

Felicitaciones a los representantes locales de Volkswagen por este exitoso evento, así como a MVV por las facilidades brindadas en esta cobertura.